NUNCA MAS DIGA "PEOR ES NADA"


Lo confieso; me desespera la gente que se amaña en su "peor es nada". Esos individuos que entran a una tienda y se enfrentan a la decisión de comprar dos camisetas: una espectacular y otra no tan llamativa, pero que está en oferta. Luego, teniendo la plata en el bolsillo, prefieren caminar como maniquíes baratos con su camiseta de "peor es nada".

Son los mismos que comparten su vida con alguien que no les despierta ni el más mínimo sentimiento. Pero mientras tengan a alguien al lado que no les recuerde la soledad, están bien.

Los que trabajan en algo que realmente odian, pero "peor es nada". ¿Para qué buscar un trabajo que realmente apasione y les haga sentir realizados, cuando pueden quedarse en esa oficina donde lo único que esperan es contar los minutos para salir corriendo?

Sí, no nos vamos a engañar, muchas veces las circunstancias nos llevan a caer en el "peor es nada", pero el problema, en mi opinión, radica en convertirlo en un mantra de vida, cuando uno merece más que conformarse.

Yo también me he dicho "peor es nada", pero he trabajado para no tener que repetirlo. Siempre he creído que uno merece las camisetas que le encantan, los amores que nos hacen sentir vivos y los trabajos que nos hacen saltar de la cama.

Podemos decir "peor es nada", pero no repetirlo, porque es acomodarse en ese incómodo sofá de la mediocridad.

¡Mejor es todo, siempre!

Mat

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