NO GRACIAS, YO PASO.




Se dice que "la laminita repetida no llena el álbum", por eso creo que no se debería dar una segunda oportunidad a una relación fracturada. Y aunque podría funcionar, también existe la altísima posibilidad de que termine rompiéndose aún más, llegando incluso al punto en que ambas partes terminen odiándose.
En varias ocasiones, en medio de una tusa, pensé que lo mejor que me podría suceder era que me dieran una segunda oportunidad. Sin embargo, ahora agradezco que no fue así.
Así que a la mala aprendí, superé, solté y obtuve valiosas lecciones de relaciones pasadas, las cuales no repetiría si tuviera la oportunidad de elegir. Después de tantas experiencias negativa, uno reconoce caminos que conscientemente decide no volver a recorrer.
Personalmente, no me comprometería nuevamente con alguien sabiendo que ya tiene una relación. Invertir sentimientos en alguien que comparte su vida con otra persona, equivale a relegarse a ser una opción en lugar de una prioridad, lo cual es bastante desalentador. No hay nada más desagradecido que un amante enamorado.
Tampoco me sentiría motivado a entablar una relación con alguien cuya reputación es peor que la mía. No es que tenga derecho a juzgar a otros, pero sí tengo el derecho de elegir lo que es mejor para mi tranquilidad mental y emocional. Enfrentar a alguien que está en su etapa de "perrismo" es un fracaso asegurado.
En esta etapa de mi vida, puedo establecer una hermosa relación platónica con alguien que viva al otro lado del mundo, pero evitaría involucrarme sentimentalmente. Llorar por la constante ausencia de alguien que está a kilómetros de distancia y refugiarse en recuerdos no es algo que me anime mucho.
Canceladas las parejas de los amigos, no encuentro divertido hacer el juego de las sillas con las personas. Esperar que una quede desocupada para ocuparla no es un gran plan, además siempre va a pérdida tanto de amigos como de parejas.
Y nunca más saldría con personas que se dedican a la psicología, tuve una experiencia en ese sentido y no estaría dispuesto a repetirla. A pesar de no considerarlas malas personas, creo que los psicólogos cuentan con herramientas académicas para abordar situaciones de pareja, que yo no tengo y podrían sacarme partido siempre en la relación
Si me sentía mal por algún rechazo, decía que yo era un codependiente y no sabía manejar mis emociones de manera adecuada. Cuando me cambio por un vecino, me hizo sentir que era la manera más bonita de demostrarme que quería lo mejor para mí. Y que pereza ese sentimiento de estar completamente devastado y agradecido al mismo tiempo.
En resumen, agradezco, pero declino.
Mat

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