YA NO SOY EL MISMO DE AYER

Me siento diferente.

Últimamente estoy valorando mucho el tic toc de mi reloj azul y lo rico que huele en la noche mis sabanas limpiecitas.

Contra todo pronostico y evidencia soy el tipo menos social del planeta y no lo digo por que le tengo miedo a las personas. Sino que valoro mucho mis momentos de soledad.

Luego de estar una semana con una carga emotiva y desgastante, lo ultimo que quiero es meterme en un bar a invertir mi tiempo y dinero intentando entablar vínculos afectivos con personas que ni conozco, ni me conocen pero que con toda seguridad sacaran conclusiones (algunas desagradables sobre este servidor). Y la verdad no se me hace un plan emocionante

Mucho menos tenerme que aguantar durante mas de dos horas a una parranda de “personajes” hipócritas que mientras me saludan con una sonrisa en su cara, en el fondo sueñan verme colgado y despellejado en alguna plaza publica. Y aunque a mi el tema no me trasnocha si me fastidia tener una sensibilidad evolucionada que me permite oler puñalada trapera a kilómetros de distancia

Así que mejor evito la fatiga. Evito contaminar mi aura con la mala vibra de aquellas personas en las que muy poco pienso, así no le daño la noche a nadie y evito desocupar mis bolsillos en algo diferente que una deliciosa pizza mientras llueve y escribo este post. En la comodidad de mi cama, con el silencio de mi reloj y con la clara premisa que después de muerto, no hay hombre malo ni mujer promiscua.

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