AL QUE NO LE GUSTA LA SOPA, PUES QUE NO SE LA TOME!



One Direction - What Makes You Beautiful by One Direction on Grooveshark


Ricardo es un viejo amigo, de esos amigos de la infancia con lo que viví los años mas lindos de la vida. Esos maravillosos años, donde uno no tenia ninguna preocupación diferente que hablar de la televisión, tirarle piedra a los mocosos de la cuadra y aprenderse las groserías de moda para marcar una tendencia. Cuando termino la secundaria, Ricardo se fue del país y se convirtió en un competente profesional. Ahora tiene una esposa fabulosa, tres hijos que parecen de portada de revista, una camioneta de lujo, un carro ultimo modelo, dos casas, un perro que más costoso que mi renta… al tipo le ha ido bien en la vida.

Bien no, excelente! Si lo compara conmigo que ando soltero y duermo en mitad de la cama para no sentirme tan solo, soy un duro esquivando restregones en el trasporte publico y puteando taxistas abusivos, pago la renta de un apartamento a medio amoblar y mi gato es producto de una adopción (Lo criollo y corriente no le desmerita absolutamente nada) El tipo es un Lord, y yo un criollo… como mi gato.

En fin, hace unas semanas regreso a Colombia y de paso armamos plan para vernos, cenar algo y echarnos unos tragos para recordar viejos tiempos. Pensé que seria una noche de compadres, risas y recuerdos. Con lo que yo no contaba era que mi ilustre y perfecto amigo tuviera una “amiguita” que saldría con nosotros. De haberlo sabido le hubiera pedido a Ana Maria, Sofia o hasta la mismísima y santa Mariaca que me acompañaran. Pero me di cuenta muy tarde, seria el farol de la noche.

La “amiguita” de Ricardo era una estudiante universitaria de una de esas instituciones estratificadas de la ciudad. Sus padres le pagaban el apartamento, las tarjetas, la ropa, la risa, el sueño y hasta sus mas ridículos antojos. La mujer perfecta para mi amigo el perfecto, pero ese tipo de mujeres con quien jamás me enredaría para no correr el riesgo de ser aplastado por el ego heredado y no ganado con el sudor de su frente.

Pero soy un tipo observador, así que mientras ellos se coqueteaban y calentaban motores y yo funcionaba por momentos como un candelabro de la mesa, apele a mi autismo circunstancial y me dedique a observar el comportamiento de las “Princesas” en una cita con el “Principe” que quieren capturar.

Ella usaba cuanto diminutivo para referirse a mi amigo, comía con gracia y educación impecable con un uso magistral de la corte inglesa de la servilleta y que decir de esa manera tan delicada y femenina de tomar la copa del coctel, que fueron pasando uno, tras otro, tras otro, tras otro…

Luego de 6 Martinis ella seguía siendo toda una princesa. Que manejo del léxico. Ni media grosería, altanería siquiera una carcajada. Por un momento pensé que le habían dado agua en vez de licor o que tenia un buche camionero que tocaba que emborracharla con “bola de gancho” para que dejara de ser tan puestecita

De regreso a mi apartamento (donde me dejarían por que les quedaba camino al “Hotel” o “motel” a esa hora de la noche mas lo segundo que lo primero) Ricardo decidió hacer una parada técnica para comprar cigarrillos y de paso visitar el orinal de un local. En ese preciso momento, cuando mi amigo salió de escena, la princesita dejo de ser la inmaculada diva que era para convertirse en una universitaria borracha.

Apenas se bajo mi amigo, mire por el espejo la cara de la Condesa del Palacio de Buckingham para hablar con ella. Y lo que vi, no era normal...

La mujer estaba sudando, tenia los ojos como plato y los cachetes completamente llenos de… vomito? Si. Era vomito, lo note cuando le escurría por la comisura de su labio una delgada línea blancuzca y espesa. Lo rectifique cuando abrió la puerta y saco de su interior la mitad de la cena y del trago que habíamos tomado. Sabrá Dios cuanto tiempo llevaba la princesita en su boca esa sustancia nauseabunda, maluca y desagradable apretándola con todas las fuerzas de sus… intenciones.

Me dio asco, mas que la vomitada el tener que pensar que lo había hecho hacia sabrá cuantas cuadras atrás y se lo tenia que haber tragado para que mi amigo no lo notara. Pobre mujer. Un claro sacrificio que pueden hacer las niñas de hoy en día, por aparentar eso que supuestamente nosotros queremos. Unas mujeres perfectas.

No mencione nada y el suceso quedo entre los dos durante el resto del trayecto. Cuando llegamos a mi apartamento, la princesa me pidió que por favor le prestara el baño. Que tenia que polvearse la nariz. Cinco minutos después salió perfecta, perfumada y lista para complacer a su hombre, mi amigo quien estaba mas que satisfecho con la moza tan maravillosa, elegante, cachesuda y buena anfitriona que se había conseguido.

Ya en mi casa no me había podido quitar la desagradable escena de mi cabeza. La princesa fue capaz de comerse su propio vomito solo por estar con un príncipe. Acaso esa es la estrategia, así como en el trabajo donde tenemos que vestirnos para el puesto que queremos. Es en el amor? Tenemos que vestirnos para la pareja que queremos?

Hace algún tiempo salí con alguien que le gustaban los hombres flacuchentos, de esta generación de la habichuela. Si flacos tipo pitillito que no tienen ni espalda ni culo… ni mierda. Le mataban los huesos caminantes, yo me mataba haciendo dietas y haciendo maromas con mi cuerpo para verme flaco y matarla a ella.

En las cenas mientras la desgraciada se embutía una hamburguesa doble queso yo optaba por el agua mineral y una tierna ensalada de cebolla y tomate.

El intento no nos duro mucho, aunque la vieja me encantaba. Pues yo me gane una ulcera y ella terminó enredándose con un emo, el cual la cambio por otro emo. Ahora ella anda con un tipo que tiene espalda, culo y una barriga de nueve meses. Y yo ahora no hago nada que me implique cambiar lo que soy para gustarle a alguien no me esfuerzo ni por parecer un príncipe, un santo, una habichuela o algo que en esencia no puedo ser o me implicaría dejar de ser yo. Si les gusto, les gusto tal y como soy y si no les gusto entonces no soy yo lo que necesitan. Ser otra persona que no se es, solo por estar cerca de alguien nunca es un buen negocio es dejar de ser nosotros para la felicidad de los demás, una idiotez.

Miren el caso de la princesita. Se trago su propio vomito solo para que mi amigo Ricardo se la comiera y pensara por un segundo que ella era la indicada por ser tan inmaculada y perfecta que siquiera con un litro de Martini deja de serlo

Todo para que? estoy seguro es que Ricardo ya la olvido, por que lo conozco desde que era niño, y se que lo hizo exactamente en el instante que puso el pie sobre su avión de regreso a México.

Pero yo, a esa princesa jamás la olvidare. No solo por la escena de la vomitada y el pesar que en mi despertó por un instante, sino por la ira que me dio cuando puse un pie dentro de mi baño y descubrí regado por todo el piso la otra mitad de su cena y el trago que se había tomado. Dure una hora mas lavando mi baño en cuatro patas la vomitada de la borracha.

Así termino esa noche de rencuentro. La pareja real tirando en un motel el príncipe y la vomitologa y yo tan criollo como mi gato, lavando un baño. (Por que lo criollo y corriente no me desmerita absolutamente nada)

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