ESTE NO ES UN POST ROMANTICON

 

He estado de un melancólico y dramático en mis últimos post, que me ahogo de tanta cursilería. Pero es cierto. Las creaciones que derrochen sentimientos de tristeza o desilusión, finalmente son las más exitosas. Si no pregúntenle a Adele que con 21 se hizo la diva de la música que es hoy. Obvio no hay que desconocer lo talentosa que es, pero como diría la chimoltrufia, no nos hagamos los tarugos. Amamos la cursilería.

El síndrome Mexicano, así lo llama mi profesor de actuación. Berriar hasta el amanecer, cierto o no es lo que mas nos conmueve. Pero eso si. No derroche lagrimas y seguramente no causara el mismo efecto que si lo hiciera. El caso es que ya lo voy superando.

El asunto es que con el paso de los días, uno entra en etapa de negación, superación y ya después es solo un recuerdo. Pero a pesar de todo lo ocurrido recientemente, ayer se me antojo un beso. Mucho, muchísimo. De esas veces que la ansiedad te camina en punticas por la columna de una manera fastidiosa y casi obsesiva. Y solo pensé en ella. En ella que sigue pensando si quiere estar a mi lado o engrosar mi lista de sus falsos intentos.

Odio que me den esos antojos por estos días, sobre todo por que he intentado mantener mi mente ocupada en otras cosas. Pero la pensé toda la noche, más de lo que la había pensado el fin de semana mientras acababa las provisiones de la barra libre del bar de turno

Pensé en su boca, en su lengua y en sus dientes. Pensé que seria rico un beso de buenas tardes en la mejilla, cuando ya me habría dado el beso de buenos días mientras yo navegaba entre las almohadas con los ojos aun cerrados. Pensé en lo caliente de su saliva y de sus brazos enredándose en mi cintura. Pensé en el beso de buenas noches en la madrugada que le daba cuando se quedaba a dormir en mi casa que llevaba implícito un “Soy el tipo mas afortunado del mundo así me saques de mi propia cama a empujones mientras duermes”

Y volví a pensar en ella, en sus dientes perfectos cortesía de una ortodoncia bien hecha (No como las que hacen ahora por tres mil pesos) y en sus quejas cuando mi barba la raspaba. Pero también recordé que no la sentía cuando me quería tener bien cerquita (Ustedes entienden). Pensé también en todas las veces que nos besábamos como si nos perteneciéramos y cuando me besaba uno a uno los dedos como si estuvieran untados de dulce para luego coger mi mano y apretarla fuerte contra su pecho.

Recordé cuando me pidió que le regalara algo de mi, aunque no se lo pudiera llevar. Y acá lo tengo aun junto a la boca. Pensé en cada beso que nos dimos con desesperación, con cariño, con pasión y con ternura que de tanto hacerlo…

La extrañe.

Mierda! Otra vez otro post romaticón con síndrome Mexicano que de hecho no ayuda mucho para aquellos menesteres de explicarle a mi inconsciente que ya no la tengo cerca. Y que es muy posible que ya jamás estará. Mejor dicho acabo de hacer casi una poesía llena de arequipe… faltara tirarle el queso derretido para dedicárselo a la que me antoja de besos, también a esta hora de la noche.

Ya lo superaré. Nos leemos al rato. Bye

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