SOBRIO Y FIEL O BORRACHO Y BRINCON?



Si usted toma champaña todo el tiempo no seria raro que le dieran a veces antojos por tirarse se de geta en un canecado de guarapo.

Así le pasó a Sergio. Un amigo bastante influyente que conocí hace casi un año por otros amigos en común. El tipo coquetea sus casi cincuenta años con una cómoda vida llena de arte, restaurantes finos, viajes al extranjero, su adorada, guapa y talentosísima esposa… y un afán desmedido por tener deslices por ahí alguna “culicagada” que le de papaya.

A veces nos reunimos a almorzar, generalmente es cuando él esta atragantado con alguna de sus historias no aptas para su estirado circulo de amigos. Así que para todo lo que no es confesable en la alta sociedad. Estoy yo.

Hace unos meses estábamos en uno de esos almuerzos, cuando me confesó que había conocido por Facebook a una interesante paisa de veinti tantos años que parecía ser la meca de las cualidades. “La es divina, súper talentosa, estudio en no se donde, especializada en no se que, ese de lo mas sencilla del mundo, tiene un increíble sentido del humor… es un encanto” Exigí de inmediato ver la foto. No era posible tanta belleza. Pero si, tampoco era la hermana de Natalia Paris, pero tenia lo suyo.

Un par de semanas después, sonó mi celular. Era mi adolecente amigo de casi cincuenta años: - “Cagón, donde esta que quiero almorzar con usted tengo algo importante que contarle.”-

Dos cervezas artesanales para coger algo de valor, mi querido y poco fiel amigo me lo confeso todo. Le envió pasajes a la susodicha para conocerla, le pago hotel cinco estrellas la llevo a los mejores sitios de la ciudad aprovechando que su esposa había salido a un viaje de negocios.

Luego del sexo, que supongo tuvo que ser lo suficientemente bueno. Mi amigo quedo en una difícil situación. No sabe que quedarse solo con su refinada y elegante esposa, o también seguir su affaire con su ordinaria y refrescante amante. El hombre amante de la champaña y el guarapo. Un clásico de todos los tiempos.

Debo hacer una claridad. En mis pocas relaciones, no he sido un creyente de la fidelidad. Que mis “ex” no lo hallan sido… es ya otro asunto. Pero encontrarse en una situación donde el corazón se divide en dos, o mejor. El corazón va por un lado y la bragueta por otro. Para mi es un campo inexplorado y bastante aterrador.

Han pasado ya un par de meses y Sergio sigue en la misma tónica. Tomando champagna burbujeante a diario y cada quince días, se toma su vaso de guarapo… bien helado. Me pareció muy injusto con su esposa, pero entonces fue cuando me di cuenta que quizás si uno es realmente fiel a una bebida, la prefiere siempre, sobre cualquier otra que este en la carta. Cuando no lo es, puede ser posible que el problema no sea de la bebida, sino que el consumidor es un alcohólico empedernido que se acaba el trago que le sirvan. Nos leemos al rato.

Post a Comment