Obviamente, en el momento no me dolía, y me levante con cara de “No paso nada” así que proseguí mi rutina de lunes festivo sin ponerle mayor atención a la situación. Claro, hasta que fue martes en la mañana que intente dar el primer pasito y sentí semejante dolor. (Pero como todo colombiano promedio me dio jaqueca el solo pensar que tendría que pasar 12 hora en las urgencias esperando que me atendieran para que me recetaran acetaminofén) decidí hacer un par de consultas, aplicarme un ungüento, tomarme un par e pastillas y aguardar con calma a que el Gremlin que estaba creciendo en mi tobillo se diera por vencido y se disolviera… ja.
Para el miércoles el infeliz seguía ahí y me dolía más, aunque no tanto como los dos malditos piquetes asesinos que la sádica doctora me puso, para bajar la hinchazón posterior a un par de radiografías tomadas en urgencias para verificar que no se me hubiera roto la madre.
Como sea, ahora traigo mi bello y lesionado tobillo izquierdo vendado. Según, la medico no es nada grave pero no me dieron ni uno ni dos días de incapacidad sino Siete. Ya saben, que si no te cuidas casi, casi te pueden terminar amputando el pie. (El exagerado no fui yo, fueron mis compañeros de trabajo que me forzaron a ir al medico y yo si soy de lo s que prefiero la seguridad que la policía)
Malditos tenis rojos nuevos suripantos, ingratos, traicioneros. Nos ahorita, con tanto tiempo libre creo que estaré mas bloggero que nunca. Bye
Matt
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